El desequilibrio fiscal abruma a Estados unidos y Europa Imprimir
Escrito por Salvador Treber   
Viernes 19 de Marzo de 2010 14:47

 

Hasta hace poco, la magnitud y permanencia de los déficit fiscales signaban la descalificación de los países rezagados; hoy constituyen uno de los grandes problemas en los de altos ingresos.

Desde sus inicios el FMI y el Banco Mundial han demonizado las economías que exhiben en forma habitual desajustes en las cuentas públicas. Es más, todas las Cartas de Intención que suscribían los diferentes países, tenían por objetivo principal corregir lo que siempre consideraban una grave anomalía. El mecanismo elegido era, sin excepción, imponer una fuerte reducción del gasto público y restricciones monetarias, combinadas con fuertes devaluaciones.

En nuestro caso a partir del primer documento suscripto, el 4 de diciembre de 1958, esa fue siempre la amarga “receta” implementada. Bastaría con recordar, como ejemplo, que en esa oportunidad la remuneración global del conjunto de asalariados representaba el 41.7% del PBI; mientras que en los años 1959 y 1960 cayó a solo el 35.2% del mismo. Obviamente, esa importante merma en sus ingresos no solo implicaba una fuerte transferencia en beneficio de los titulares de bienes de riqueza, sino una notoria reducción de la demanda interna que frenaba el alza de los precios.

Pero los tiempos cambian. La tremenda crisis que incubaba el mundo desarrollado, comenzó a hacerse visible en coincidencia con del estallido ocurrido en el sector financiero de Estados Unidos el 15 de septiembre de 2008. De esa forma quedó al desnudo el estado de virtual quiebra que afectaba a sus mayores bancos y acabó con la vida del Lehman Brothers; al que dejaron entrar en falencia mientras se realizó el salvataje de todos los demás.

La peligrosa “mancha de aceite” se extendió de inmediato e incluyó a las empresas industriales de ambos lados del Océano Atlántico, otrora verdaderos íconos de las hasta ese instante envidiables economías del “Primer Mundo”. Al principio no se tomó debida conciencia de la magnitud y creyeron que respaldándolos con una partida de u$s 787.000 millones se resolvería; muy poco después ésta fue ampliada con una fabulosa cifra adicional nada menos que de tres billones.

Las finanzas que maneja Washington.

Al cierre del ejercicio fiscal anterior en septiembre ppdo., el déficit declarado fue de 1.42 billones, mientras el en curso que aprobó el Congreso eleva el gasto a u$s 3.8 billones; de los cuales estiman que serán atendidos con recursos corrientes u$s 2.24 billones, dejando sin financiar u$s 1.54 billones. El Mensaje que acompañó al proyecto respectivo advertía que la situación se prolongará, aunque se comprometen a “hacer todo lo posible” para que en 2013 -cuando finalice el actual mandato del presidente Obama- baje a u$s 707 mil millones. Esto significa trasladan a un futuro incierto la promesa de retornar a la “normalidad”.

Dentro de ese contexto, los gastos militares quedaron a salvo de cualquier reducción y, por el contrario, ascienden a u$s 670.000 millones (16.6% del total); a los que agregan u$s 159.000 millones para continuar la guerra de Irak y otros u$s 33.000 millones con el objetivo de incrementar el número de combatientes en Afganistán. Llama también la atención que además incorporan una partida de u$s 85.500 millones para reforzar la vigilancia fronteriza; que de por sí sola, es 20.0% superior al total de erogaciones previstas para cubrir los diversos requerimientos de la administración nacional en nuestro país. Dichos fondos están destinados, casi en exclusividad, a controlar el límite sur de 3.200 km que lo separan de México El encargado de esta misión Janet Napolitano, titular de la Secretaría de Seguridad Interior, enfatiza con satisfacción que es un “presupuesto diseñado para asegurar los recursos que necesitamos para mantener seguro a Estados Unidos”.

Por otro lado, la desocupación abarca al 10.2% de la población económicamente activa -el mayor índice de los últimos 26 años- y pese que Obama declaró solemnemente que la máxima prioridad es bajarla, constituye un verdadero absurdo frente a la cuantía de los importes antes citados, que solo se haya incluido una relativamente ínfima suma de u$s 100.000 millones a ese fin. También es un abierto contrasentido que cueste tanto la aprobación de la extensión de servicios de atención médica a 47 millones habitantes que carecen de cobertura y se enfrente una abierta oposición para avanzar en la introducción de reformas tributarias que incrementen la carga sobre los titulares de más altas rentas. Si bien el presidente en su mensaje cargó la mayor responsabilidad por el estado de las cuentas públicas sobre la Administración Bush y su pesado legado; la lectura desagregada de las partidas y destinos revelan que los cambios han sido muy pocos, prevaleciendo las prioridades que tradicionalmente ha ordenado el Pentágono.

Contrariando las reiteradas prevenciones y exigencias que durante alrededor de 60 años impusieron los organismos internacionales de crédito a los demás países, en el caso de Estados Unidos el F.M.I. se mantuvo en el más profundo silencio. Recién 18 meses después del primer estallido, sin mucho énfasis, emitió un parco y lacónico comunicado para respaldar lo actuado; absteniéndose de formular críticas o proponer otras alternativas; pero, al unísono con la entidades evaluadoras, le han ratificado en forma invariable la máxima calificación de solvencia (AAA). No obstante, hay evidencias que su histórica posición ortodoxa no ha sido archivada y surge cuando el destinatario es una economía pequeña. Prueba de ello es que una misión especial del mismo ha propuesto al primer mandatario electo de Uruguay, José Mujica, que implemente de inmediato un programa especial para reducir hasta eliminar el déficit; al propio tiempo que fija como meta contraer la deuda pública a “menos de 40.0% del PBI para 2014”.

La falsificación de datos.

Aunque sea casi anecdótico, cabe subrayar que las críticas, censura y reprimendas que han recaído por los sensibles “retoques” en los índices mensuales de precios por parte el INDEC, en los dos últimos años, se han convertido en virtuales “juegos de niños” frente a la falsificación reiterada en que han incurrido durante toda una década para “retocar” balances con destino a Wall Street, ocultando los resultados reales (crecientes quebrantos); todo lo cual ha creado en los mercados un clima de incredulidad y sospecha muy acentuada.

La referida actitud también se venía consumando a espaldas de la Unión Europea, en varios países del área. En primera instancia surgió al examinarse las cuentas fiscales y el nivel a que se suponía había ascendido la deuda externa de Grecia; la cual fue perpetrada por sus autoridades con la activa complicidad del banco estadounidense Goldman Sachs. Al llegar a una emergencia insostenible, al borde del “default”, hubo que sincerar la realidad. La reacción en Bruselas, donde está instalada la sede del Banco Central Europeo que administra el área del euro, no solo condenó lo sucedido sino que fijó un plazo perentorio hasta el 16 de marzo para que se instrumenten una serie de medidas correctivas bajo su estrecha vigilancia.

Dentro del contexto mencionado, la economía griega es una de las más pequeñas y el adecuado auxilio de los demás integrantes podría sacarla de esa encrucijada. Lo grave es que, con posterioridad, se han reiterado fallas de índole muy semejante pero de mayor magnitud en otros varios países; detectándose sendos falseamientos de datos en el Reino Unido, Italia y España; en los cuáles también fueron co-responsables los precitados bancos estadounidenses.

Debe tenerse muy en cuenta que no menos de ocho países que constituyen la zona euro presentan situaciones evaluadas como de “alto riesgo”y esta nueva falencia la agudiza. Cuatro han sido calificados casi peyorativamente con la sigla PIGS que involucra a Portugal, Irlanda, Grecia y España (Spain en inglés). Pero en los casos de Eslovenia, Eslovaquia, Holanda y Chipre los elevados déficit fiscales también vienen creando una gran preocupación. Es que las ingentes sumas afectadas a tratar de atenuar la recesión y la paralela caída de la recaudación tributaria han ahondado la brecha que, en el caso de Grecia, llega al 12.7% del PBI y en España al 10.1%. Al gobierno heleno la Comisión Europea le impuso exigentes metas a cumplir bajo su contralor: en el transcurso de 2010 bajarlo en cuatro puntos porcentuales y para 2011 ubicarse dentro del límite admitido del 3.0%.

El sorprendente caso del Reino Unido.

Este país es miembro de la Unión Europea aunque continúa con su propia moneda; es decir, que no la ha sustituido por el euro. Su tradicional actitud, que deviene del pasado de primera potencia imperial, la sigue manteniendo hostil al seguimiento de las normas puestas en vigencia desde el “comando unificado” de Bruselas y ha optado por manejarse con un alto grado de autonomía.

Pese a ese celo, la magnitud asumida por los desequilibrios que afrontan sus cuentas públicas ascienden a cifras astronómicas, que incluso apuntan a superar el caso griego; estimándose que su déficit fiscal trepará al 12.8% del PBI. Es obvio que este caso es mucho más preocupante pues afecta a la tercera potencia dentro del área. En el ejercicio anterior hubo un superávit de 5.300 millones de libras aunque en el actual este resultado se ha convertido en negativo y llegaría a 2.800 millones de la misma moneda. Ello se debe especialmente a la contracción de un 20.0% en la recaudación del impuesto a la renta neta (income tax). Tradicionalmente el primer mes del año suele ser de elevado rendimiento para la Tesorería pero el inicio de 2011 ha marcado una llamativa caída que augura mayores dificultades para el futuro inmediato.

El primer ministro Gordon Brown teme que las calificadoras internacionales se hagan eco de las referidas dificultades y proceda a bajarle al Reino Unido su actual elevación; lo cual no solo le traería dificultades para seguir captando crédito a bajo costo, sino que repercutiría en el tratamiento por la Cámara de los Comunes del nuevo Presupuesto, que deberá ser presentado el 24 de marzo próximo. Este inminente debate coincidirá con el virtual comienzo de la campaña electoral con vistas a la renovación del Parlamento.

El “clima” se anticipa harto conflictivo pues, si bien el desempleo ha disminuido algo, las condiciones de inocultable emergencia que rodean al manejo de las cuentas fiscales ha calado muy hondo en el seno de la opinión pública y será decisivo en la disputa política que signará la suerte del gabinete laborista. Los líderes conservadores de la oposición no ofrecen mejores alternativas y se limitan a anunciar la implementación de enérgicas medidas de reducción del gasto que augura una recesión en ciernes.

Consecuentemente, la deuda pública ya acerca velozmente al punto crítico en que se hace equivalente 60.0% al PBI y amenaza continuar ascendiendo debido a que por es vía se está financiando la cuarta parte de las obligaciones públicas.

Última actualización el Martes 08 de Febrero de 2011 14:50